Herpes Zóster

Todo lo que debes saber sobre el Herpes Zóster

El Herpes Zóster, también llamado coloquialmente culebrilla, es una enfermedad causada por la reactivación del Virus Varicela Zóster (VVZ), el mismo virus que causa la varicela. Después de contraer la varicela, el virus permanece latente en el sistema nervioso, por lo general, sin causar síntomas hasta su reactivación1,2.

Generalmente los primeros síntomas del Herpes Zóster son picazón, dolor, hormigueo, sensación molesta o sensibilidad al tacto normalmente en el tórax, o en la cara. Tras los primeros días, comienza la fase aguda de la enfermedad, en la que aparece la erupción cutánea, con ampollas en las zonas afectadas, acompañadas de un dolor punzante. Al cabo de unos 10 días, las vesículas se convierten en costras que, normalmente, duran entre 2 y 4 semanas1,2.

No, el Herpes Zóster no puede contagiarse de una persona a otra. Sin embargo, si una persona tiene Herpes Zóster, el contacto directo con las secreciones de las vesículas del sarpullido puede propagar el Virus Varicela Zóster (VVZ) a las personas que nunca han tenido varicela o que nunca recibieron la vacuna contra la misma. Si se infectan, presentarán varicela, pudiendo desarrollar Herpes Zóster en el futuro1,2.

Para prevenir la transmisión del VVZ se recomienda1:

  • Mantener el sarpullido cubierto.
  • Evitar el contacto directo con personas con sistema inmunitario debilitado, mujeres embarazadas y bebés prematuros que nunca hayan contraído varicela, o no estén vacunadas contra la misma.

No. Para desarrollar Herpes Zóster es necesario haber tenido varicela, ya que el virus es el mismo y queda latente una vez se desarrolla la enfermedad primaria, es decir, la varicela1-4.

Todas las personas que hayan tenido varicela pueden tener Herpes Zóster, sin importar su edad. Sin embargo, a medida que las personas envejecen, las células del sistema inmune se debilitan, por lo que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad. Se calcula que 1 de cada 3 personas desarrollará Herpes Zóster a lo largo de su vida1, y que el riesgo de padecer la enfermedad aumenta de los 40 a los 50 años y continúa aumentando cada año1. A la edad de 85 años, el riesgo de desarrollar Herpes Zóster aumenta a 1 de cada 2 personas4.

Asimismo, la incidencia del Herpes Zóster en poblaciones inmunocomprometidas crece exponencialmente5.

La fase aguda dura entre 2 y 4 semanas. El Herpes Zóster, a pesar de presentar una baja mortalidad, puede implicar complicaciones como por ejemplo la Neuralgia Postherpética, que es la más frecuente5,6.

Si bien la mayoría de las personas se recupera por completo, algunas pueden experimentar mayores complicaciones. La complicación más común es la Neuralgia Postherpética (NPH), un dolor neurálgico que persiste después de que la erupción se haya curado. La NPH puede durar de tres a seis meses, o incluso persistir por más tiempo. Suele ser más común y grave en personas mayores que en personas más jóvenes. Después de los 50 años, hasta un 30% de los pacientes con Herpes Zóster desarrollarán Neuralgia Postherpética4,6-8.

Otras complicaciones también pueden incluir4,6-8:

  • Cambios en la piel: cicatrices o cambios en la pigmentación después de que la erupción haya sanado.
  • Infección secundaria de la erupción de la culebrilla.
  • Herpes Zóster Oftálmico: ocurre cuando el virus infecta el nervio facial.
  • Complicaciones del sistema nervioso periférico y central.
  • Complicaciones cardiovasculares.
  • Impacto negativo en la calidad de vida.

Hay medicamentos antivirales disponibles para tratar el Herpes Zóster. Estos medicamentos ayudan a acortar la duración y severidad de la enfermedad, pero para que sean efectivos, se debe comenzar el tratamiento tan pronto como sea posible después de que aparezca la erupción. Los analgésicos pueden ayudar a aliviar el dolor y los paños húmedos y cremas recomendadas, pueden ayudar a aliviar la picazón. Las personas que padezcan el Herpes Zóster o creen que pueden tenerlo deben acudir a su médico lo antes posible4.

Sí, el virus puede volver a reactivarse1.

Cualquier persona que haya tenido varicela puede desarrollar Herpes Zóster1,2. Sin embargo, los casos en niños son poco frecuentes y los riesgos de padecer la patología incrementan en la edad adulta con el envejecimiento natural del sistema inmune. Se estima que el riesgo de contraer la enfermedad aumenta drásticamente de los 40 a los 50 años y continúa aumentando cada año1.

El Herpes Zóster presenta una baja mortalidad, pero sus complicaciones, especialmente la Neuralgia Postherpética, puede ocasionar discapacidad y afectar a la calidad de vida de quienes lo padecen. El dolor puede alterar el sueño, el estado de ánimo, el trabajo y las actividades de la vida diaria, lo que repercute negativamente en la calidad de vida y provoca retraimiento social y depresión1.

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